URGENTE.BO, 23 de octubre 2024
Por: Melody Jiménez
Si no creyera
Los ciudadanos bolivianos ignoramos que la salud mental está vinculada a la dignidad humana, lo que implica que todas las personas tienen derecho a un bienestar integral, que incluye aspectos físicos, mentales y sociales. Es bueno puntualizar que la salud mental es un Derecho Humano; un derecho fundamental, este precepto está señalado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Ambos instrumentos jurídicos reconocen el derecho a disfrutar del más alto nivel de salud posible, lo que incluye la salud mental.
Por otra parte la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, promulgada en 2009, establece un marco normativo que reconoce y protege a los derechos humanos, incluyendo aspectos relacionados con la salud mental, tal el caso del derecho fundamental establecido en el artículo 35, el cual “Reconoce el derecho de todas las personas a la salud y a la atención integral”. Esto implica que el Estado debe garantizar el acceso a servicios de salud de forma global lo que incluye la atención en salud física y mental”.
La Salud mental tiene un alto impacto en las personas, porque afecta a su calidad de vida, a su desarrollo personal y a su capacidad de participar plenamente en sociedad. Por ello proteger este derecho es esencial para su desarrollo social y económico. La buena salud mental es esencial para nuestra salud y bienestar general, sin embargo, según datos de la Organización Mundial de la Salud, una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema de salud mental, lo que puede repercutir en su salud física, su bienestar, su relación con los demás y sus medios de subsistencia.
En Bolivia, se carece de una normativa legal especifica respecto a la salud mental, siendo incluso un tema que en la actualidad continua teniendo un grado alto de estigmatización, por lo cual abordarlo de forma abierta sigue generando tabús sociales. ¿Pero porque pasa eso?.
La política pública respecto al cuidado de la salud mental y la prevención de trastornos mentales es nula en nuestro país, lo cual termina siendo un factor importante para que no existan los suficientes elementos de prevención de enfermedades mentales y del suicidio, que es el ultimo eslabón dentro de una cadena de emociones negativas permanentes. Hoy es fundamental e importante, la educación respecto del manejo de emociones, bien se dice que educar es prevenir. Por ello, la salud mental debe formar parte de la educación de los habitantes del Estado Plurinacional, ya que mediante la educación emocional, se promueve el reconocimiento y gestion de las emociones, lo que es esencial para el bienestar emocional de las personas a lo largo de la vida. Asimismo la educación emocional puede prevenir problemas de salud mental en el futuro, al equipar a los habitantes del Estado, con herramientas para afrontar el estrés, la tristeza y la frustración.
Por otro lado al parecer el Estado Boliviano tiene muchísimos años en los que no ha tomado en consideración el Plan de Acción Integral 2013-2030 de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que cita textualmente: “Poner en práctica estrategias de promoción y prevención en el campo de la salud mental, su meta 3.1 concretamente señala que: “el 80% de los países tendrán como mínimo programas multisectoriales de promoción y prevención en materia de salud para el año 2030”
Este Plan de Acción Integral 2013-2030 de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contiene estrategias de acción para que los Estados implementen desde el 2013 hasta el 2030, criterios básicos de salud mental, que están destinados a resguardar un derecho humano. Para ello, nuestro Estado debe asumir un compromiso de educación, prevención y tratamiento, dirigido a los habitantes del Estado Plurinacional con especial énfasis a nuestras generaciones futuras. Sin embargo, no hay política pública en Bolivia, por lo que acceder a profesionales psicólogos, psiquiatrías para el tratamiento de trastornos mentales, es un sueño de primer mundo, incluso una utopía. Al parecer es más fácil hacerse al loco para el Estado que reconocer que se está descuidando un derecho humano como es el de la prevención y la asistencia efectiva de la salud mental.
Lo más lamentable es que vivimos en un mundo donde el ritmo de vida es acelerado y vivimos en un Estado donde es común ver historias como la de una persona de 35 años, que hoy está siendo afectada por la crisis económica, además le debe al banco y todos los días de forma cotidiana tiene crisis de estrés ya que el personal de cobranzas lo llama para preguntar ¿cuándo pagara su deuda,? Al mismo tiempo esta persona, debe meses el alquiler de su cuarto y ya lo demandaron judicialmente, pero no tiene acceso a un trabajo, pese a buscarlo todos los días y en su emprendimiento para el cual recurrió al banco su socio lo estafó. Todos esos factores están afectan a la salud mental de nuestra sociedad, la ansiedad y depresión carcomen en silencio una realidad, pues la salud mental, fue silenciada al considerarse un tema de locos, por ello no se sabe cómo identificar quien está viviendo trastornos mentales, los cuales pueden desencadenar en un suicidio como forma de escape. Tristemente hay muchas historias así entre los bolivianos y no vamos hablar de la crisis social, política, medio ambiental, sentimental porque fuera sumar más aspectos negativos.
Estamos en tiempos donde la crisis se agudiza y es un factor determinante para nuestra salud mental, por ello es importante hablar del tema, concientizar mediante la educación y exigir que el Estado trabaje en políticas públicas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, las cuales resguarden la salud mental con carácter de urgencia, pues de no hacerlo en Bolivia nos encontramos huérfanos del resguardo y protección de un derecho humano fundamental como es el de la salud integral, basado en el bienestar físico y mental de sus habitantes.