Su nombre proviene según investigaciones realizadas por el reconocido otrora Director del Archivo y Biblioteca nacionales de Bolivia, Dr. Gunnar Mendoza Loza (Q.E.P.D.), de una antigua hacienda ubicada en los Cintis, llamada “siwingani”, donde se empezó a elaborar esta tradicional bebida; en sí es la unión de dos términos “siwinga” que es el nombre de una planta (CORTADERIA SP – CYPERACEAE. RHYNCHOSPORA, COREX) y el sufijo “ni” que denota abundancia, transformada luego a “singani”.
Al parecer las primeras uvas que los españoles trajeron a sud américa, concretamente al Alto Perú, fueron de la especie “Vitis vinífera”, pero no como cepa de vid, sino como uva pasa. El origen de las primeras cepas en Charcas, se remonta a la época de la fundación, cuando se cultivaban en huertas, para consumo doméstico; posteriormente quienes masificaron la producción de uva y elaboración de vino, fueron los sacerdotes de las distintas órdenes religiosas.
La zona de los Cintis, fue el lugar donde se empezaron a producir las primeras cepas de la conocida uva moscatel de Alejandría, posteriormente los españoles introdujeron la destilación del vino y de aguardiente, desarrollando los pobladores de la región allá por el siglo XVI, una tecnología propia llamada “k’onchana” que significa fogón, consistente en cántaros de barro, donde se destilaba la uva fermentada, que era sometida al calor generado por leña, transformando posteriormente el vapor en líquido.
Según referencia citada a partir de la compilación del profesor y escritor Dr. Nicanor Mallo Orgaz, “singani”, es un viñedo ubicado en el cantón Uruchini, a orillas del río del mismo nombre en el municipio de San Lucas; cuya finca está ubicada a 45 Km al norte del pueblo y son las dos propiedades que le han dado nombre a la bebida, ampliamente requerida y aceptada, tanto así que otras haciendas, denominaron el destilado de uva como “singani”, convirtiéndose así en el nombre genérico de este tipo de bebida.
La hacienda “singani” existe actualmente; la relación de propietarios se remonta a las órdenes de sacerdotes Agustinos y Jesuitas que se asentaron en la zona, posteriormente fue propiedad de la familia Ochoa a la cabeza de Dña. Guillermina Ochoa, quien no tuvo hijos y dejó la hacienda a su sobrina Teófila de Tejerina, quien vendió la misma a Don Primitivo Baspineiro, siendo la arrendataria Dña. Victoria Ibarra Vda. de Ávila. Se continúa utilizando la “K’onchana” fabricada de barro (cerámica) y piedra para soportar el fuego, interconectando una cañahueca con una canaleta rústica de madera para la refrigeración con agua continua.
La Ley Departamental 011, de 25 de febrero de 2011, declara el nombre de singani, como Patrimonio Cultural de los Cintis y del Departamento de Chuquisaca.
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Información obtenida de la publicación “Origen e historia del nombre de Singani en la Real Audiencia de Charcas” de Guillermo W. Cardona G. SAGIC-SAN PEDRO. Las imágenes no son propias, los créditos a quienes corresponda.